TDAH
La evaluación del TDAH requiere más que la aplicación de pruebas o la confirmación de una lista de síntomas.
Una evaluación rigurosa combina entrevista clínica, pruebas neuropsicológicas, observación conductual y análisis del entorno familiar, académico o laboral. Solo así puede distinguirse entre un verdadero TDAH y otras condiciones que generan síntomas similares y que, a menudo, pasan desapercibidas. Es importante tener en cuenta que el TDAH va mucho más allá de los fallos atencionales y la hiperactividad, afectando a la persona en diversas áreas de su funcionamiento y condicionando su vida.
Una mirada integradora implica colaboración entre profesionales (psicólogos, neurólogos, psiquiatras y educadores) y una actitud que combine precisión técnica y sensibilidad humana; resultando imprescindible la psicoeducación del paciente y su entorno.
ALTA CAPACIDAD
La alta capacidad no se limita al rendimiento académico ni al talento intelectual, sino que afecta a la manera de percibir, sentir y relacionarse con el entorno. La intensidad emocional, la sensibilidad, la necesidad de sentido y la discrepancia entre madurez cognitiva y emocional son elementos que requieren una comprensión profunda y contextualizada.
Una evaluación completa y profesional combina entrevista clínica, pruebas cognitivas y de personalidad, observación conductual y análisis del contexto familiar, escolar/laboral y emocional. Solo así puede distinguirse entre una verdadera alta capacidad y otros perfiles que pueden parecerlo.
Proveer al evaluado y a su entorno de la información pertinente, más allá de la devolución de resultados, resulta esencial para favorecer un desarrollo equilibrado y prevenir el malestar asociado a la incomprensión o al desajuste escolar y social típicos de esta condición .


ESPECTRO AUTISTA
La comprensión del espectro autista requiere una mirada amplia, que vaya más allá de los estereotipos o de la mera detección de conductas repetitivas y dificultades sociales. El autismo repercute en la forma en que la persona percibe, procesa y experimenta el mundo, influyendo en su comunicación, su regulación emocional y su modo de vincularse con los demás.
La evaluación pertinente y rigurosa debe integrar entrevista clínica, observación directa, pruebas estandarizadas y un análisis detallado del desarrollo. Este enfoque permite diferenciar un verdadero perfil dentro del espectro de otros cuadros que pueden compartir rasgos parciales, como el TDAH, la ansiedad social o ciertos estilos de personalidad.
El proceso evaluativo debe ofrecer información y orientación, acompañando al evaluado y a su entorno con información clara y adaptada que favorezca la aceptación, la autonomía y la construcción de un entorno más adecuado a sus necesidades.
Evaluar el autismo consiste en reconocer una forma singular de estar en el mundo y ofrecer los apoyos necesarios para que esa singularidad pueda desplegarse y alcanzar su máximo potencial y bienestar.


PERSONALIDAD
Evaluar la personalidad consiste en comprender los patrones estables con los que una persona percibe, siente, se relaciona y afronta la vida. La personalidad configura la base desde la que se construye la identidad, la forma de vincularse y la capacidad de adaptación ante el entorno.
Una evaluación completa requiere entrevista clínica, pruebas psicométricas, análisis de la historia vital y observación del funcionamiento interpersonal y emocional. Solo un abordaje que integre lo biográfico, lo afectivo y lo conductual permite distinguir entre rasgos de personalidad saludables, estilos que generan malestar o posibles estructuras desadaptativas.
Esta comprensión tiene como fin ofrecer un mapa de autoconocimiento, puesto que entender el propio modo de funcionar posibilita una relación más satisfactoria con uno mismo y con los demás.






